Relación entre cuidadora y persona mayor

Por 2 enero, 2020febrero 1st, 2020Cuidadores

¿Te has dado cuenta de que un familiar mayor necesita cada vez más cuidados?¿Como debería ser la relación que se crea entre un cuidador y la persona dependiente? ¿Podemos hacer algo para mejorar la relación?

 En este artículo vamos a hablar de la relación entre el cuidador y la persona dependiente. Puede que el cuidador de la persona mayor sea un familiar o un cuidador profesional, opción cada vez más solicitada por sus grandes ventajas. 

La relación entre la persona cuidadora y la persona dependiente debe basarse en unas características básicas o principales para lograr una relación de calidad, calidez y de confianza mutua. Si quieres saber las características que se necesitan para crear esta relación y fortalecerla, sigue leyendo el artículo.

Formación y experiencia 

El envejecimiento de la población es una realidad a nivel mundial, por eso las leyes se han encargado de recoger en ellas medidas para garantizar un trato adecuado para nuestros mayores. En concreto, La Ley de Dependencia resalta la importancia de los perfiles del cuidador destacando la necesidad de respetar un perfil de un cuidador profesional.

Debemos tener en cuenta que el cuidador es la persona que más tiempo pasa con nuestra persona mayor y se vuelve el pilar fundamental en su vida, y que esto conlleva una carga importante tanto física como emocional.

« El cuidador es la persona que más tiempo pasa con nuestra persona mayor».

Alrededor de un 60% de los cuidadores son informales (no tiene formación) y esto se debe a que el cuidador principal suele ser un familiar, pero actualmente, esto está cambiando y está creciendo la figura del cuidador formal, es decir, un profesional capacitado para actuar en diversas situaciones.Es aquí principalmente, donde tener formación y experiencia facilitará la relación entre la cuidadora, la persona mayor y la familia, ayudando a que sea una relación de mayor calidad.

¿Por qué? Porque un cuidador profesional sabrá entender las necesidades y cuidados que se requieren y sabrá actuar en situaciones como cuando nuestro abuelo se cae y nosotros no sabemos cómo levantarle y cómo sujetarle para no hacerle daño.  El cuidador con formación siempre tendrá en cuenta las capacidades y/o limitaciones de nuestro mayor, dándonos una mayor confianza y tranquilidad como familia y sintiendo que la persona dependiente está en buenas manos.

También es importante la experiencia, que debe siempre acreditarse mediante referencias laborales de al menos 3 años o más y de las competencias laborales del cuidador, a partir de este tiempo los cuidadores se habrán encontrado situaciones difíciles que saben resolver.

¿Cómo mejorar la formación y experiencia?

  • Si tienes muchos años de experiencia, pero no tienes formación, si quieres acreditar estos años de experiencia mediante un certificado, existen los Certificados de Profesionalidad son administrados mediante el SEPE (Servicio de Empleo Público Estatal), funciona mediante convocatorias y en su página puedes mirar los requisitos.
  • Si eres familiar también puedes adquirir esta formación en cursos que te ayuden a dar una mejor atención a las personas mayores y te enseñen a gestionar las emociones y situaciones. Existen cursos como el de atención del SEPE, el curso para cuidadores de la SEGG (Sociedad Española de Geriatría y Gerontología) o cursos de asociaciones o fundaciones como la del Alzheimer (Alzfae), cursos completamente orientados a saber cómo cuidar y atender a nuestros mayores.

Respeto y confianza 

La relación entre la persona cuidadora y la persona dependiente debe basarse siempre en el respeto y la confianza mutua.Estas personas van a pasar mucho tiempo juntas, deben aceptar las costumbres e incluso las manías que puedan tener tanto el cuidador como la persona mayor y de esa manera, acabarán construyendo una relación afectiva adecuada.

Tener relaciones afectivas es algo necesario para los seres humanos, porque nos hace sentirnos queridos, útiles, protegidos y en equilibrio con nuestro entorno y con nosotros mismos, según el ISES (Instituto Superior de Estudios).Para tener una relación así, el cuidador deberá demostrar paciencia, hablar con delicadeza y cariño, mostrarse dispuesto a ayudar, fomentar la autonomía de la persona mayor en la medida de lo posible y también, debe saber decir que no en ciertas ocasiones, como cuando nuestro mayor nos exige más atención de la necesaria. 

Todo esto es importante, porque como ya sabemos, cuando nos hacemos mayores nos cuesta reconocer que necesitamos ayuda y aún más los cambios. Aunque al principio puede parecer difícil, estas actitudes formarán una buena relación con toda la familia, principalmente entre la cuidadora y la persona mayor.

Por parte de la familia, debemos saber explicar las necesidades y lo que queremos de la persona cuidadora, entender su punto de vista y dejar actuar. Muchas veces queremos que se hagan las cosas como tenemos costumbre hacerlas, pero a veces hay otras formas que resultan mejores.

«Muchas veces queremos que se hagan las cosas como tenemos costumbre hacerlas, pero a veces hay otras formas que resultan mejores».

También debe respetarse su derecho al ocio y descanso, debido a la carga que implica cuidar, es necesario tener tiempo libre para uno mismo y evitar así la posibilidad de padecer burn out.

Si sabemos cumplir con estas características tanto el cuidador, como la persona mayor y la familia habrán generado un buen clima para la relación que estamos buscando. Haremos sentir al cuidador útil, valioso y respetado y la familia se sentirá escuchada y que se cumple con lo que ellos piden.

¿Cómo mejorar la confianza en la relación?

    • Ser positivo. Aunque nos parezca mentira la actitud es fundamental en las relaciones y somos los primeros que debemos mostrar una actitud positiva hacia la situación como hacia el resto de personas involucradas.
    • No ser autoritario. No nos engañemos, a nadie le gusta que le impongan las cosas, siempre es bueno explicar por qué queremos que bañen a nuestro abuelo/padre por la tarde o que le saquen de paseo, si lo explicamos se entenderá mejor y la persona no se sentirá intimidada.
    • Escucha. Es prioritario escuchar todos los puntos de vista, siempre podemos aprender algo más de las personas que tenemos cerca y de nosotros mismos.
    • Recompensas. Recibir el apoyo y el reconocimiento del resto es fundamental para nuestras vidas, sobre todo, cuando las actividades que desarrollamos conllevan mucho esfuerzo como es el caso. Tener ciertos detalles, ser agradecidos o reconocer el trabajo hecho siempre es bien recibido.

Empatía y comunicación 

¿Sabes que el 1% de la población no es empático? Esta habilidad es muy importante en el ámbito del cuidador. La comunicación y la empatía se vuelven herramientas claves a tener en cuenta, ya que mejoran nuestra autoestima y fortalecen nuestras relaciones porque nos ayudan a ponernos en el lugar del otro y entender qué es lo que siente, lo que necesita y lo que quiere de nosotros.

«¿Cómo te sentirías si la persona  que te cuida no te tratara con cariño?».

Por parte del cuidador, una buena comunicación y empatía ayudarán a explicarle a la persona mayor las cosas a hacer, le hará sentirse comprendido, aumentaremos su autoestima, sus ganas de estar con nosotros y de compartir sus historias.

Podemos fortalecer la comunicación con la familia enviando fotos si hoy se ha hecho algo nuevo con nuestro mayor o preguntarles por siguientes citas médicas para estar bien informados, nos hará fortalecer las relaciones y que sean más duraderas según INFOCOP.

Si lo vemos desde la parte de la familia y de la persona a cuidar, tener una buena comunicación facilitará el trabajo del cuidador y podemos organizar una reunión cada cierto tiempo para así fortalecer las cosas que nos gustan, preguntar por la persona y cómo se siente con nosotros.

Tenemos que entender que tanto el cuidador como la familia deben de trabajar como un equipo unido y para ello la comunicación y el entendimiento son las maneras para llegar a ello.

¿Cómo mejorar la empatía?

Aunque ya tengamos ciertas edades siempre podemos mejorar la empatía en nuestras relaciones:

  • Atención a los detalles. No sólo escuches lo que te dicen, fíjate en cómo lo dice y en la posición corporal, sabrás si está molesto o contento.
  • Interesarte por el otro. Si, parece muy personal, pero interesarte por la vida de tu cuidador o que tu cuidador se interese por la tuya hará que tengáis una mejor comunicación y que la relación sea más fluida.
  • Facilitar su trabajo. Sabemos que el trabajo del cuidador es difícil, tiene mucho estrés y conlleva muchas emociones, así que ayudar y facilitar las tareas al cuidador va a mejorar vuestra relación.
  • Role-play. Ponernos en el lugar del otro, si nuestro mayor necesita una silla de ruedas, estar nosotros un par de horas en la silla de ruedas y así entenderemos mejor su situación.

Escuchar activamente

¿No te ha pasado que has oído que te hablaban y no sabías qué te decían? Pues bien, por eso es importante escuchar, porque no es lo mismo oír que escuchar y para poder escuchar se necesitan ganas y concentración.

Lo importante de la escucha es, sobre todo, estar dispuesto a prestar atención. A veces no sabemos lo que nuestros mayores nos quieren decir porque no nos fijamos en cómo lo dicen o en lo que dice su cuerpo.

Tener una escucha activa va a ayudar al cuidador a conocer a la persona dependiente, a saber sus gustos y a saber en qué necesita ayuda o en qué no, ejemplos de esto puede ser hacer puzzles o comer cocido si es algo que les encanta.

¿Cómo se puede fomentar la escucha activa?

  •  No interrumpir mientras el otro habla. Respetando los tiempos y por ejemplo tragando saliva antes de hablar o contando hasta 10 antes de empezar a hablar.
  •  Hablar con tacto. El tono y las formas en las que decimos las cosas son muy importantes, alrededor de un 90% de nuestra comunicación es no verbal (tono, postura corporal…)
  •  No distraerse con otros detalles o personas. Nada de estar pendiente del móvil o de la televisión cuando estamos hablando, hace sentir que no importa lo que se dice.

Ayuda 

Según un estudio de la SEGG al 93% de los cuidadores les gustaría tener ayuda e incluso un cuidador si fuesen personas dependientes y aproximadamente al 52% les gustaría tener apoyo social.

La ayuda se vuelve fundamental en el rol del cuidador, que debe estar dispuesto a ayudar tanto a la persona mayor como a su familia.

Sobre todo, el cuidador ayuda a la persona dependiente fomentando su autonomía cuando le permite hacer cosas que sabe que puede hacer por sí solo, teniendo presente siempre su grado de dependencia y sus necesidades. Porque no nos olvidemos que las personas mayores también quieren cierta independencia que podemos darles de una manera controlada.

7 abril, 2019 in Cuidadores

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Un cuidador profesional es una ayuda ya en sí para la familia. ¿Por qué? Porque nos facilita tener tiempo para nosotros y nos ayuda a compartir la responsabilidad y la carga que conlleva, esto nos puede ayudar a reducir o a evitar sufrir el síndrome del cuidador o burn out.

¿Cómo fomentar la ayuda?

  • Tener disposición. El estar dispuestos a ayudar es el primer paso para ayudas y ser ayudado.
  • Empatizar. Si comprendemos al otro estaremos más dispuestos a ayudarle y a hacer las cosas más fáciles.

Tareas domésticas y necesidades 

Una  cuidadora dedica más de 6 horas diarias al cuidado de la persona dependiente, convirtiéndose en su ocupación primaria. Las tareas de un cuidador tienen como función básica cubrir las necesidades que tiene la persona mayor, mejorando su calidad de vida.

Entre las tareas del cuidador,  tenemos las que cubren las necesidades principales o fisiológicas que son las tareas de atención, aseo personal, alimentación y medicación.

Las otras tareas son las de acompañamiento, limpieza del hogar y estimulación, que cubren el resto de necesidades (sociales, de seguridad, de autorrealización y de reconocimiento). Estas tareas suelen ser principalmente la función del cuidador, pero muchas veces se comparten con la familia y es aquí, donde las características comentadas tienen su importancia y es dónde se va a generar la relación de la cuidadora y de nuestro mayor.

Aprende a organizarte 

  • Darle reconocimiento. A todos nos gusta que nos reconozcan las cosas que hacemos bien, de hecho, en muchas ocasiones es necesario y en esta es una de esas, fomentaremos la autoestima tanto del cuidador como de nuestra persona mayor. 
  • Planning. Hacerse la organización mediante calendarios o agendas, poniendo las tareas por horas, que día a la semana se hace la limpieza a fondo, qué horas le dedicamos al aseo personal, etc.
  • Fomentar necesidades sociales. Aunque nuestro padre o abuelo se vuelva dependiente no quiere decir que no se pueda relacionar fuera de casa, un paseo diario o llevarle a hacer la compra fomentarán sus ganas de relacionarse.
  • Buscar su estimulación. Hay que buscar algún ejercicio mental o físico que le guste hacer, ya sea hacer ejercicios en casa, hacer puzzles o algún ejercicio de memoria.

Cuidado personal 

¿Te sientes cansado constantemente al cuidar a tu mayor? ¿Te enfadas con facilidad porque no se acuerda de las cosas? ¿Sufres muchos accidentes desde que le dedicas más tiempo a tu mayor? Todos estos síntomas pueden ser porque necesitas cuidarte a sí mismo y es que es  principal cuidarse a uno mismo para poder cuidar. ¿Por qué? Porque cuidar a alguien conlleva mucha carga emocional y física, es una gran responsabilidad y hay que saber manejarla para que no nos afecte.

Los cuidadores suelen encargarse de los cuidados a las personas dependientes ellos solos, es decir, cuidar a un mayor suele recaer en una sola persona y ocupa una gran parte de su tiempo, tiempo que le ha quitado a otras actividades.Esto suele conllevar grandes cambios, como reducción del ocio, problemas con familia o en el trabajo, nota mucho cansancio,  tiene problemas de sueño, se siente culpable por no poder dar más cuidados a su familiar o empieza a sufrir dolor de espalda, de cabeza…

¿Cómo evitar la sobrecarga? 

  • Pide ayuda. No, no somos débiles por pedir ayuda a otros familiares o incluso ayuda externa, a veces es necesario y este es uno de esos casos, no podemos pretender hacer todo nosotros y debemos delegar ciertas tareas a otros para no sobrecargarnos y tener una mejor relación entre el cuidador y la persona mayor.
  • Organización. En el calendario o en una agenda/cuaderno, apunta tus actividades diarias ¿Como cuando de pequeños en el cole nos daban el horario para las clases? Pues sí, igual, te ayudará a priorizar tareas tanto con lo que crees que debes hacer como con lo que quieres hacer.
  • Apoyo psicológico. No te pasa nada malo por ir al psicólogo, simplemente necesitas desahogarte y que te aporten estrategias para afrontar la situación. Por ejemplo, hay ayuntamientos, como el Ayuntamiento de Madrid, que tiene en los diferentes distritos reuniones para los cuidadores para enseñarles a manejar la carga que conlleva.
  • Ten tiempo para ti. Intenta tener todos los días unos 30 minutos para desconectar, para una actividad diaria que te guste, ya sea darte un baño tranquila o ver tu serie favorita.

Ventajas de una cuidadora profesiona

 Dentro de la relación entre la cuidadora y la persona dependiente, que haya una relación profesional tiene ciertas ventajas.  ¿Cuáles son las principales ventajas? 

  • Tener un cuidado más cercano y detallado de nuestra persona mayor, es debido a la experiencia y formación que tienen las cuidadoras, hará que el cuidado sea más fácil, más específico y que cubra todas las necesidades de nuestro mayor.
  • Una relación más satisfactoria y económica para la familia. Es económica porque no desplazamos de su hogar a la persona dependiente, tampoco tenemos que desplazarnos nosotros o turnarnos entre los familiares y  además, es una opción más barata que la residencia. 
  • Con el cuidado a domicilio, también mantenemos el entorno de nuestro mayor y su ánimo, que incluso puede mejorar  por tener compañía en casa, haciendo que no se sienta solo.  

 Por eso desde Cuidado Mayor buscamos a cuidadoras profesionales con 3 o más años de experiencia, para compartir el cuidado entre un cuidador profesional y la familia, algo que es fundamental para no sobrecargarse y mejorar la calidad de vida de la persona mayor.

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